Para tener presente:
Tropecé con un extraño que pasaba y le dije perdón. Él contestó discúlpeme por favor; no la vi... Fuimos muy educados, seguimos nuestro camino, nos despedimos. Más tarde, al estar cocinando, estaba mi hijo muy cerca de mí. Al darme vuelta casi lo golpeo, "¡Quítate!" le grité; él se retiró dolido, sin que yo notara lo duro que le hablé. Estando todavía despierta al acostarme, Dios me dijo suavemente: "Trataste al extraño cortesmente. Pero abusaste del niño que
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Me siento Inspirado.