Había escrito las últimas palabras sin saber muy bien a donde lo llevarían. Miro alrededor suyo y solo encontró silencio. Su mente, a pesar de estar en un cuerpo a miles de kilómetros de donde  ella estaba  no podía dejar de pensar en esa mujer. Se sonrió al imaginar su rostro al escribir estas palabras y lo ridículo que le hubiera parecido hasta hace algunos años siquiera pensar en ponerles costuras a un mundo que solo podía existir en su imaginación, pero sin embargo, se sintió de una u otra manera orgulloso por poder hacer lo que estaba haciendo.  =mas= Sin darse apenas cuenta, buscó las fotos del rostro de la mujer que le inspiraba todas esas cosas. Lo tomó en sus manos y lo miró fijamente, con atención, como si fuera la primera vez que lo hacia. Vio la mirada inteligente de la mujer algunas veces sonriendo, algunas veces con expresión seria.,parte de su cabello le caía sobre su rostro, pero aun así dejaban ver bastante de ella. Los ojos, marrones estaban fijos en alguna parte de dicha pantalla.   Se quedó en silencio unos segundos y esbozó una sonrisa, casi imperceptible. En su mundo real, lleno de números e ingeniería, las leyes físicas eran parámetros insalvables para todos los seres humanos. El entendió eso al ver que esa foto, por mas que la miraba seguía siendo solo una imagen parcial de ella, y que poco o nada podía hacer para cambiar eso. Pero eso solo pasaba en el mundo real.

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