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Mi visita a Sevilla (conociendo a Alisea) - Tercera parte

Salimos del café un poco más descansados con la idea de proseguir nuestro camino. Rodeamos el parque de Maria Luisa (una gigantesca área verde el cual me tendré que quedar con las ganas de visitar por el poco tiempo que tenemos disponible)  rumbo hacia la plaza España.  =mas= Miro hacia el cielo y esta más oscuro que cuando entramos al café. Reviso en el bolsillo derecho de mi abrigo negro y encuentro el mango del paraguas que me dio Alisea cuando salimos  de su casa y respiro tranquilo. En mi ciudad, Lima, salir con un paraguas es inútil ya que casi no llueve y cuando eso pasa, las gotas se evaporan antes de formar algún tipo de charco en el suelo así que no estoy acostumbrado a llevar esto en mi bolsillo. Como sea, me hace sentir mas tranquilo el llevarlo. Como que no estoy acostumbrado a llevar la ropa mojada por lluvia precisamente.   Mientras caminamos observo a un grupo de gitanas que ofrecen sus servicios de adivinación a los transeúntes que pasan por allí. Alisea me dice que cuando se nos acerquen simplemente les digamos un “no gracias” y sigamos nuestro camino. Ella me explica que los gitanos venidos de la parte del este de Europa han tomado la costumbre de ofrecer este tipo de actividades atosigando a aquellos que les hacen caso. Me queda claro la instrucción y cuando estamos a punto de entrar a la magnifica plaza de España compruebo la utilidad del consejo.   La plaza de España  tiene forma semicircular. Rodea en uno de sus bordes una impresionante construcción de ladrillos tenuemente anaranjados. En medio de la misma, hay una gran fuente formada por un chorro de agua central y pequeños chorros laterales.  Al borde de la construcción, en el suelo formado con azulejos y losetas, el visitante puede observar los escudos de armas y las provincias que forman la corona española.   Originalmente, la plaza esta rodeada por un pequeño paseo de aguas donde pueden los visitantes pasearse en bote por el perímetro de la plaza.  De hecho Alisea recuerda que desde niña ir a ese lugar era una de las experiencias preferidas de su familia  y entiendo el por que de  eso ya que el lugar es realmente hermoso para el visitante. Lamentablemente por remodelaciones que el ayuntamiento sevillano esta realizando ha sido retirada toda el agua del canal así que solo puedo imaginarme a los botes yendo de un lugar para otro en ese preciosa lugar.   A la hora en que estamos en la plaza, no hay muchos visitantes así que podemos tomarnos el tiempo suficiente para recorrer una por una las figuras formadas por las baldosas sobre el suelo.  Puedo ver por ejemplo parte de la geografía española que no había tenido oportunidad de ver antes. Incluso también aparecen los oscuros de armas de las diferentes ciudades. Aquí yo viví una época de mi vida – me dice Alisea señalando varios lugares del mapa – aquí trabajé y aquí tuve un novio     De repente sucede.   La lluvia empieza a caer sobre  Sevilla.   Primero pequeña, apenas unas tímidas gotas que empiezan mojar el suelo.   Los cielos oscuros que nos habían acompañado casi toda la mañana, por fin se deciden abrirse y dejar caer las primeras gotas de agua sobre la ciudad. Para este momento no imagino siquiera en lo que se va a convertir en unas horas más esta incipiente lluvia así que entre divertido y sorprendido saco el paraguas para poder cubrirme.   -        Aquí no es común que llueva mucho – me dice Alisea – pero ya va haciendo falta ya que no ha habido muchas lluvias esta temporada.   ¿Realmente eso importa? Me pregunto yo. No importa que diluviase ahora ya que me la estoy pasando como nunca en esta ciudad con mi linda guía de turistas así que me calo el abrigo y  sigo a Alisea por las calles sevillanas.   Dicen por allí que la única manera de conocer un lugar en detalle y de poder saber como es su gente es caminando por sus calles, comiendo su comida, hablando con las personas que habitan dicho lugar. Lamentablemente por cuestiones de trabajo son contadas las veces en que puedo darme el lujo de hacerlo. Muchas veces solo he conocido de las ciudades que he visitado el hotel, el aeropuerto y el camino que va del hotel al aeropuerto, pero esta vez me doy cuenta que tengo una oportunidad única que debo de aprovechar para conocer un poco más de esta hermosa ciudad.   -        Vamos al centro de la ciudad Luís – me dice Alisea mientras tomamos un camino que nos lleva nuevamente a rodear el río – allí hay mucho mas que ver.   -        Gracias por tu tiempo. Realmente no sé como agradecértelo  Alicia   -        No te fijes que en algún momento tu harás lo mismo por mi – me responde riendo y yo río con ella. Por supuesto española linda, yo te mostraría hasta lo que no conozco con tal de verte sonreír como ahora le respondo sin usar palabras a Alicia. Vamos que esta es solamente una visita turística J   Por fin después de andar mas o menos unos 10 minutos y de conversar con Alisea acerca de sus planes para seguir el camino mágico de Santiago  una especie de súper maratón basada en la fe que se realiza en cierta región de España y que consiste en que los peregrinos caminen mas de 400 kilómetros hasta  el supuesto sepulcro del Aposto  Santiago) llegamos hasta el mismo centro de Sevilla.  Un centro histórico que se me va mostrando en una casi perfecta conjunción entre lo moderno y lo histórico.   Lo primero que me llama la atención es el metro que recorre esa parte de la ciudad. Para una persona que tomó su primer metro cuando tenia 30 años siempre le va a sorprender como este medio de transporte varia en cada lugar que visito. El que aquí vemos va muy lentamente por las calles de Sevilla. Alisea me explica, con esa manera tan particular de hablar, que siempre que llega a esa parte del centro de Sevilla, el metro va muy lentamente, como si estuviera especialmente preparado para que los visitantes disfruten del paisaje.   Seguimos caminando  hacia el centro y nos detenemos antes una impresionante construcción que domina casi toda una calle. Es el Archivo de Indias, donde las colonias españolas en América enviaban toda la documentación que se generaba en los virreinatos creados durante el siglo XVII. Realmente es impresionante ver el tamaño de esta construcción… en mi país solo el palacio de gobierno rivalizaría con él.   -        Mira Luís, que casualidad – me dice Ali señalándome un cartel en una de las paredes sobre el frontis del archivo.   Allí, junto a una figura de un charro mexicano aparece el siguiente texto:   El sueño de un imperio. Colección Mexicana del duque de Montepensier   Me río por la casualidad. Justamente hoy con mi visita a Sevilla se ha abierto esta muestra. -        Por que no te tomáis una foto allí  - me pregunta – luego la pones en el pollo   -        Jajajajajaja, no creo que lo haga – le respondo   -        Igual tómatela y ya ves si lo haces o no.   Subo unas gradas del edificio y me acomodo justo debajo del cartel. Un poco más arriba están las banderas de España y de Sevilla   -        Sonríe – me grita Alisea   Mierda, como odio que me tomen fotos. De hecho siempre he pensado que las fotos te roban el alma, asi como pensaban los pueblos africanos en la antigüedad. Aun así, intento acomodarme lo mejor que puedo poniendo mi cara mas decente. Alisea, unos metros  hacia delante  parece sonreír divertida trás de la cámara.   -        Un segundo Luis – me grita nuevamente – súbete un escalón más que no salen las banderas.   Y yo obediente subo un escalón más. Sigo pensando que odio las fotos cuando lo hago.   Por fin, ella separa su rostro de la cámara y me dice sonriente que ya la tomó.   -        Saliste bien – me dice mostrándome la imagen en la cámara. Yo miro la foto y separo mi vista de la imagen.  Me sonrío también.   -        No creo que la ponga en el pollo – le digo a Ali sin dejar de sonreír.   -        ¿Pero por que no la pones?. Yo siempre pongo mis  fotos   ¿Cómo decirle a mi querida sevillana que el que ella ponga fotos en ymipollo es un acto de justicia divina con tanto feo que si las pone allí?¿como decirle que ella está en ese grupo de hermosas pollitas que nos alegran la vida poniendo las imágenes de sus bellos rostros en sus galerías a merced de nuestros ojos?.Pues no hay manera de decírselo supongo así que me quedo sonriendo en silencio mientras camino intentando grabarme mentalmente todas las imágenes que vamos viendo.   Mientras andamos por las calles no puedo evitar notar la cantidad de turista que hay en las calles de Sevilla. De hecho cuando nos cruzamos con los grupos grandes que se agolpan al lado de las atracciones turísticas, me llegan al oído palabras en muchos idiomas: alemán, español latinoamericano, italiano, inglés  y un gran etcétera.   -        Tenemos visitas todo el año Luis – me dice Ali mientras caminamos – algunas veces solo podéis ver a turistas en la calle, sobre todo cuando hace mucho calor  y todos los sevillanos nos quedamos en casa protegiéndonos del sol.   Y debe de ser así. España es el país que más turistas recibe en Europa y el segundo en el mundo. Según los datos del gobierno español el año 2007 más de 40 millones de turistas llegaron a este país. Y me doy cuenta por que ya que aquí hay mucho que ver para los visitantes.   -        Estar aquí es como entrar a un libro de historia – le digo a Alisea.  Ella se sonríe por mi comentario.    Sevilla tiene una gran influencia árabe.  De hecho, estos simpáticos señores estuvieron durante muchos siglos en estas hermosas tierras hasta que fueron expulsados en el siglo XV por los reyes católicos.  Pero una cosa es quitar la influencia política de un lugar específico a quitar completamente la influencia cultural a esos lugares. De hecho, en Sevilla se pueden ver hasta el día de hoy dicha influencia.   -        ¿Que es eso? -  Le pregunto a Alisea mientras le señalo una construcción de ladrillos, ligeramente distinta a las demás   -        Ese es el Alcázar.   -        El Alcázar? – vuelvo a preguntar yo sorprendido   -        Si claro. El Alcázar.  – me responde con la misma naturalidad como si me dijera que el día de hoy es sábado.     Cuando estaba en la escuela mi profesor de historia (un español extremeño alto y de terrible carácter) nos hablaba siempre del alcázar y

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