Desperté muy temprano, recordaba el sueño de anoche mientras me duchaba, las lágrimas aun brotaban y me daba cuenta que hoy son cincuenta y tres  días sin ti y no sabes lo difícil que se me está haciendo aunque aparentemente no sea nada grave. Partiste y si yo sabía que te ibas a ir, que tomarías tus maletas para ir a tu último viaje en el que te mudarías para siempre a tu nueva morada, pero nunca imagine que el dolor de esta despedida perduraría en cada centímetro de mis huesos,

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