Justo hoy recapitulaba sobre la pose de la gente. Hay cualquier vato loco (o vata loca) que nomás tiene tantito más que ayer ya se vuela la barda asumiéndose plus recontra ultra y “superado” ¡Ah la madre! Hasta aprenden a decir “gracias” y “de nada”, además del obligado “compermiso” motivado en circunstancias harto comprometedoras. =mas=Lo de menos sería que se quedara ahí pero cuando esa supermentalidad hiperdotada openmind primermundista interactúa con otros seres vulgarmente denominados colegas de trabajo, compañeros de clase, vecinos, u cualquier otra denominación para la interacción social, entonces la cosa se pone seria. La humildad sale despavorida por la puerta de la hipocresía. Normalmente esta gente desarrolla un egoísmo crónico según demuestran estudios hechos por el drsimi. Su paciencia disminuye seriamente, su sonrisa se acartona tremendamente, e intentan desarrollar un sentido de mando más falso que mi guapura. Un clásico ejemplo  es esa gente que en el (¡super!) mercado mangonea gandallamente a la chica que despacha la salchicha (¡gulp!) con pose de

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