Desde que estaba en la primaria recuerdo que daba mucha weba todo eso de festejar los lábaros patrios, nunca me caracterice por ser un niño que ansiara entrar a la escolta, mucho menos decir las efemérides de la semana, había mil cosas mas interesantes a mi edad: jugar, leer ciencia, practicar básquet. =mas=   Durante la secundaria me parecía una reverenda perdida de tempo gastar una hora los lunes por la mañana para oír a un wey recitar fechas históricas (muchas de las cuales en esos días ya sabia eran mentira), ver la escolta, decir de memoria el himno, el juramento a la bandera…vaya todo ese show era equiparable al ritual de la misa uufff!!!, así que era muy común que a cada rato me sacaran al frente por desordenado, platicador o por protestar cuando ya me había desesperado de estar parado.   En la prepa no teníamos que sufrir ese tormento en inicio de semana, aunque cuando venia Salinas a visitarnos había que ir como borreguitos a pararnos al Malecón y volvíamos a lo mismo, saludar un trapo y cantar una canción que no me despertaba ningún sentimiento. Cuando llego el momento de hacer el servicio militar, simple y sencillamente no me presente

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