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Cuento para geeks.

Al parecer, estos días de vacaciones han resultado nefasto para la producción de post en esta comunidad virtual. Es evidente que hay poco material y los que seguimos nuestras actividades laborales normales, a veces queremos leer algo que nos distraiga o informe, encontramos mas aridéz que en el desierto de la sierra Tarahumara. Es por eso, que pensé publicar de nuevo algún post viejo, me decidí por este cuento de zombies, que hice el año pasado y que seguramente disfrutaran mucho los compañeros geeks del mundo cibernético (es cliché que les gustan las historias de sangre, zombies y cosas raras). =mas= Reaggeton apenas legal (barely legal) Cuento breve. Otra vez los mismos putos sueños otra vez, son recurrentes mis pesadillas con zombies. Esta vez yo era un zombie, pero no un zombie cualquiera. Era bastante limpio y con mi ropa planchada, aunque mi piel era verde y mis dientes podridos, podía sentir un agradable aroma, mis axilas las sentía fresquesitas e higiénicamente tratadas con limón y bicarbonato. Chingados!!! Los zombies son pobres y no tiene para un desodorante decente. Mis cachetes bien rasurados despedían aroma a Oldspice. Eso sí, era un zombi aterrador, pero bien limpio. En mi pesadilla, realizaba cosas que hacen normalmente estos personajes, caminar como robots y emitir gruñidos para asustar a las personas. Con un grupo de amigos también zombis, recorríamos los alrededores de un cementerio, y si una victima caía en nuestras manos, asquerosamente cometíamos canibalismo, yo creo que además de ser pulcro, era un zombi vegetariano, porque sólo me comía las plantas de los pies y la palma de las manos, y como postre me refinaba la flora intestinal, ah cabrón!! Si que era un zombie cool. A los 10 minutos de despertar, ya se me había quitado la desagradable angustia de ser zombi, y después sonreí pensando lo divertido que resultaba el sueño. Ese día estaba comisionado para hacer un reportaje sobre el concierto de Daddy Yankie, así que alisté mi cámara fotográfica, cargué mis pilas y me dirigí a la oficina, para recoger mis acreditaciones de prensa. El reageton me cagaba, aunque en las fiestas, ya pedo, movía mi cuerpo al ritmo de “la Gasolina”. No iba a ser un concierto muy disfrutable, pero la chamba es la chamba, y

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