Que no me abofeteen la otra mejillita
Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilla, después que una garra me arañó esta suerte. Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente, si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente. Con estas estrofitas de esta inmortal canción, reflexiono que
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Me siento Hambriento.
Escuchando: Angel, Rata Blanca