el elefente encadenado
El dia de hoy me dije a mi misma: -Karla ya estuvo bueno de andar posteando puras babosadas asi que les dejo un cuento muy bonito, solo leanlo y piensen un momento. Salu2 a la pollosfera!!! -No puedo -le dije-, ¡NO PUEDO! -¿Seguro? -me preguntó el gordo. -Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle lo que siento... pero sé que no puedo. El gordo se sentó a lo Buda en esos horribles sillones azules del consultorio, se sonrió, me miro a los ojos y bajando la voz (cosa que hacía cada vez que quería ser escuchado atentamente), me dijo: -¿Me permites que te cuente algo? Y mi silencio fue suficiente respuesta Jorge empezó a contar: Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía creía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el
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