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Solo, diario de un asesino, 4a parte

Solo Diario de un Asesino Capitulo 4 La ciudad de las montañas _Uno siempre carga con el dolor. Cuando uno ríe, cuando uno llora, cuando uno camina lo hace bajo el impulso del dolor. Somos unos seres que continuamente necesitamos una carga de dolor para sabernos humanos. Algunas personas tratan de escapar de ese dolor con alguna actividad, algunos bailan, algunos cantan, otros escriben, otros leen, otros cocinan o tienen hijos, yo simplemente mato, porque al matar a alguien, dejo de pensar en ese dolor y pienso en el dolor de alguien más._ Bajaba del tren, había dejado al viejo con su portafolios abrazado, yo con mi bolsa de marinero en la espalda, sake un cigarro, abrí mi encendedor con el jamelgo grabado, y decidí caminar. La vista era la misma, casi podía decir que todos los andenes de tren eran lo mismo, sobre todo a esta hora de la madrugada. Mucha gente con frio buscando abrigo con la persona de junto, algunos con cajas amarradas y bolsas para viajar a algún lado, algunos mas tomando café caliente, fumando, dando vueltas, poniéndose en movimiento para que el frio no te atrapara. =mas= Había mucha neblina así que no podía tener mucha vista más que a unos metros, estaba lejos el hotel desde acá, pero siempre me ha gustado caminar, uno piensa demasiado cuando camina, como hará uno las cosas, lo que ha hecho y ha hecho mal, yo solo pensaba en la dama de gris. El camino hacia el hotel era una pendiente empedrada, rodeada por pinos y cipreses, era un poco resbaloso y una diminuta lluvia caía rápidamente, las calle brillaban, en los faros de las calles se dibujaban unos halos color naranja y rojo, la madrugada parecía tan quieta sin saber que un asesino había llegado a la ciudad, aunque no había nada que temer, pues el asesino venia por un encargo especial fuera de su profesión. A lo lejos se deslumbraba la catedral de la ciudad, dos campanarios le rodeaban, una cúpula doble al centro, una puerta grande de madera con hierro incrustado, que a esta hora de la mañana se encontraba abierta de par en par, para todos aquellos que venían a pedir perdón tan temprano, yo tenía mucho tiempo que no pedía perdón, por que lo importante es perdonarse a uno mismo, no pensar en lo que los demás perdonen. Aun había neblina, el ambiente era acogedor, yo siempre me instalo en el mismo hotel, el hotel del

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