Que hay pollos, en un día tan tranquilo como ayer, en el cual pensaba llegara a casita después de la chamba y como un pastorcillo inocente jetear un rato en mi pesebre; en ese momento de relajación he incertidumbre buscando la estrella que me llevara a mi casita llego el diablo de mi primo a sonsacarme al trabajo, con los demás demonios de mis amigos, insistiendo en ir a la feria de Tlax. A engaños (prometiendo que iba a haber alcohol, mujeres y mucha diversión) me convenció. Al llegar note que las mujeres ahí estaban, el alcohol me sonreía y la diversión era la combinación de las dos, o sea que no fue engaño y pues bueno me deje llevar por los delirios del desmadre y del placer,

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