Zoom, episodio dos.
- “En serio, no sabes que es un zoom ?” preguntó, más bien gritó para hacerse entender por sobre la música del lugar, mientras se reía de la expresión en su cara.=mas= Tras dejarla en casa de una tía, volvió a casa. Llamó para preguntar si requerían el auto, y solo recibió un somnoliento “no, ya estaba por dormirme, háblame mañana”; se fue recorriendo mentalmente las últimas horas. La idea de ir solos surgió al saber cuanta gente se había sumado al plan de ir a comer tras el evento; uno a uno, más bien dicho, por parejas se habían anexado a lista que terminó siendo de la mitad de los convidados al desayuno; era demasiado para una salida espontánea, y más teniendo en cuenta que en muchas formas, era una primera salida pospuesta por años. Se había quedado con dos cosas: el beso medio robado, medio correspondido a mitad de la tarde, y el beso que se quedó esperando al despedirse de
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Me siento Desafiante.