11:10, am. Despertar, caso omiso del celular o despertador, primer pensamiento..."hace una semana, a esta hora"....la consiguiente sonrisa, volver a ver el reloj, y comenzar a desperezarse. Unos minutos después, con la dosis matutina de cafeina ya corriendo por las venas, la llamada a Hein para confirmar hora y lugar=mas=. Apurarse, y la elección entre ir bañado o con camisa planchada…la camisa arrugada se puede disculpar. Llamada posterior de Jason, cambiando ubicación del punto de reunión. 12:20 pm, camino a casa de Hein, aun terminando de despertar a pesar del regaderazo. Fue curioso preguntarle cual departamento era mientras lo veía a través de un cristal del primer piso. El obligado tour al depa, incluyendo el saludo al perico. Un mini rato de charla, y el arribo de Luisito y Yelli, seguido algunos minutos después por Lu y Javier. Comenzar la travesía al estado de México. En la primera parada, disponiamos de algunos minutos esperando el arribo del papá de Luisito quien nos llevaría a destino. El super enfrente, tu recuerdo…la botella de vino era una forma de decir “aquí estás, conmigo, con nosotros”. 20 minutos después comenzaba la revolución en casa de Luisito. Mover la planta (con el posterior regaño de su mami por moverla) para acomodar el asador, comenzar el concierto de cuchillos, tablas, recipientes y demás utensilios para preparar las viandas. Heinrich no sabe picar, según sus propias palabras, por lo cual fue elegido para acompañar al hermanito de Luis, Yelli y Lu al super, por los faltantes. Javier, Luisito y un servidor eramos

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