Edad provecta
Pues parece que hoy trataremos el tema de la edad provecta, pero antes reventemonos un chistorete. Hoy, cuando fui a almorzar, observé a una señora, como de unos 78 u 80 años, sentada en una banca del parque y llorando desconsoladamente. Me le acerqué y le pregunté qué le pasaba. Entre lágrimas y gemidos
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Me siento Sorprendido.