Contrario a lo que yo creía (y esto no lo quería pensar), hoy por la mañana he comprobado que la vida y sus circunstancias infinitas siguen reproduciéndose. Mis tripas siguen necesitando alimento, la lluvia sigue cayendo, las calles aún se sostienen en pie y a su vez sostienen cientos de pares de pies, los árboles siguen creciendo, las ruedas de los carros siguen gastando el pavimento, sigue habiendo aire, el dólar sigue siendo más caro que el peso, la luz eléctrica no se ha ido, las vacas siguen dando leche, McDonald’s sigue sirviendo papas hash brown y otros desayunos plásticos, el dial-up sigue marcando para que yo pueda publicar esto. La Bolsa Mexicana de Valores ha iniciado operaciones, los periódicos se están vendiendo, miles de escuelas y su gente están en proceso, los vuelos internacionales y nacionales siguen arribando y partiendo de México, la gente sigue respirando con o sin razón aparente (y a veces a pesar de ellos). Seguí haciendo procesos químicos en mi cuerpo, el agua en mi estufa está hirviendo, los segundos siguen corriendo, las palabras se siguen diciendo, mi piel se pone vieja, el sonido está encontrando su camino entre el silencio, las madres siguen pariendo mientras otros estamos muriendo. Las nubes se siguen moviendo hacia donde nunca sabremos, las semillas tiemblan bajo el suelo, mis pies siguen andando y hasta el hongo en ellos sigue viviendo, los perros inconscientes de estos procesos; los siguen en paralelo, las rentas mensuales están corriendo. Nadie ha cesado por esto que yo estoy sufriendo, la industria televisiva es ajena a ello y todos hasta yo misma lo grito en silencio y a pesar de querer morirme he comprobado que hasta mis ojos y lágrimas están existiendo en una metáfora donde los personajes me son tan familiares como tú, como yo y como la felicidad que no logro encontrar en ti… = MAS = Almustafá, el elegido y el amado, que era un amanecer en su propio día, esperó durante doce años en la ciudad de Orfalis el arribo de la nave que había de conducirle de regreso a su isla natal. Y en el año decimosegundo, el día séptimo de Ailul,

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