Ayer en tu habitación, hoy en mi casa, no pude disimular mi tristeza ante la ausencia, la puta infinita ausencia corporal, extrañar tiene su razón, su sabor y su sazón, extrañar me sacude el subconsciente y mientras me debato entre familia, trabajo y amigos queda una pequeñísima pero no menos intensa luz que ilumina día a dia mi ritual ante las acciones que se llevan dia a dia. Hoy mientras observaba como se alejaba el auto, con su cabellera al aire, no pude evitar el gesto desagradable que te deja la despedida, igual me vale pito quien sea el próximo Presidente porque al fin y al cabo tengo que partirme el alma para ser quien debo ser y no ser quien quiera que sea, es el justo e inigualable sabor de vivir sin tener precio, bien

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