Todos los días te veía pasar, cada día veía, que recorrías el mismo camino, nunca nadie te acompañaba, no entendía por que nadie lo hacia, porque nunca dijiste nada. ¡Dios! que ángel tan hermoso, desde entonces impaciente esperaba encontrarte, y te conocí de negro, terciopelo que un hombre deseaba acariciar, en la oscuridad me robaste el sueño, y me regalaste una luz calida y reconfortante. Parecía que no vivías en este mundo, tus ojos no tenían luz... no tenían vida, tus ojos únicamente lloraban, como quise en ese momento abrazarte, decirte que no estabas sola, que yo quería recorrer el mismo camino, que quería acompañarte. Desde entonces eres el ángel oscuro que ilumina mis sueños y apaga las

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