Eran  más de las nueve de la noche, estaba tranquilamente leyendo cuando sonó el teléfono. Del otro lado, la voz de una mujer que no esperó a que terminara yo el tradicional “Bueno…” para soltarme: “Esta es la última advertencia, si usted no paga lo que debe al banco, vamos a proceder a embargarlo y se meterá en muchos problemas con la ley”. Claro que me enojé. Pero encontré también la oportunidad de sacar información. Le pregunté primero cuánto debía. Me respondió que yo lo sabía muy bien y que cualquier cantidad que fuera, tenía que ir, a la mañana siguiente, a pagar a la sucursal. Le pedí su nombre, el nombre del despacho y su teléfono. La licenciada no sé qué, del despacho, ya saben, Pérez, González, Rodríguez, otra vez Pérez y Asociados. Cuando finalmente le dije que tenía el número equivocado, vino el contraataque. Le dije, de todo. De su irresponsabilidad, de su trato inhumano, de cómo pretendían amedrentar, amenazar y espantar a la gente que no cometió más delito que deberle al banco. Me colgó. Si los bancos quieren así recuperar su cartera vencida, se están equivocando otra vez. Ya fue un error repartir como cartas de baraja las tarjetas de crédito a quien no podría pagarlas y ahora mandan a sus perros de ataque, en lugar de buscar negociar con los deudores. No es una historia similar a la del 95, pero como me recordó a los abogados que en ese entonces sí me hablaban y sí que me espantaban. =mas= ¿que hay detras del los hostigadores telefonicos empleados de los "Call Centers" que se dedican

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