En el ajetreo laboral he tenido que deambular en diferentes ciudades vía auto, autobús y/o avión, yendo de parque industrial en parque industrial. Es, pues, mi ámbito aquel donde los tiempos y movimientos ejercen un poder impresionante sobre la rutina de la gente que igual se mueve aquí. Los tiempos se respetan en demasía con consabidas excepciones que, según dicen, confirma reglas. Algunas personas me comentan que vivir pendientes demasiado del tiempo, realmente, es no-vivir. Quizás justifican en ello muchas de sus impuntualidades. Ya en la ciudad, fuera de la maquinaria de trabajo de las zonas industriales, digamos en un ambiente más de oficina, los

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