Impulso (novel-e)
- ¿Será que han dado la alarma?- No, es el ruido de mi encéfalo.- Parece usted una persona razonable, debiera considerar la comisión de algún delito.- ¿Le parece? ¿Cómo cuál?- Cortarse la cabeza y entregar su cerebro a la ciencia.- Definitivamente una forma de inmortalidad.- Y mucho más acequible que las doctrinas homeomórficas o las investigaciones antropomorfémicas.- Absolutamente conveniente, de cierto. Pero, la fortuna no ha sido buena conmigo.- ¿A qué se refiere? Le veo muy saludable.- Oh, no me malinterprete. Gozo de salud, riqueza y amor.- ¿Entonces?- Entonces he de confesar que la divinidad ha sido cruel en extremo conmigo, dotándome en exceso de corazón.- Oh, por Dios. Eso es... Mi más profunda simpatía. Usted no debía haber nacido. - Precisamente. Ahora, entonces, no puedo sino despreciar la inmortalidad.- En efecto. Parménides le ha jugado una muy mala pasada.- ¿Parménides? No será Descartes y su mil veces maldita duda ontológica.- Oh, no. Descartes era un mal imitador de los pre-Socráticos. Que a la poster significa: "era un buen teórico".- No más teorías, se lo suplico. - Por supuesto, en su condición actual... - ...- Imagino que ha venido por algo, sin ofender.- Como siempre, abusa de sus excelentes modales. No se da cuenta cuán intolerable es un gusto refinado. Como las piezas de museo, debiera guardarse en bóveda y mostrar sólo copias baratas de usted mismo a los curiosos.- Es mi mayor debilidad: la filantropía.- Me parece que en su caso se trata de una seria licantropía o, incluso, un híbrido de ésta con deipnofágia.- Es ud. un hombre
Hay 780 palabras más en este escrito, para seguir leyendo debe identificarse