De viejecillas y de jovencillas
Por qué te deslizas a escondidas y de manera esquiva en el crepúsculo, Zaratustra? ¿Qué es lo que escondes con tanto cuidado bajo tu manto? ¿Es un tesoro que te han regalado? ¿O un niño que has dado a luz? ¿O es que tú mismo sigues ahora los caminos de los ladrones, tú amigo de los malvados?=mas=En verdad, hermano mío, dijo Zaratustra, es un tesoro que me han regalado: es una pequeña verdad lo que llevo conmigo. Pero es revoltosa como un niño pequeño; y si no le tapo la boca, grita a voz en cuello.Cuando hoy recorría solo mi camino, a la hora en que el sol se pone, me encontré con una viejecilla, la cual habló así a mi alma:Muchas cosas nos ha dicho Zaratustra también a nosotras las mujeres, pero nunca nos ha hablado sobre la mujer.Y yo le repliqué: Sobre la mujer se debe hablar tan sólo a varones.Háblame también a mí acerca de la mujer, dijo ella; soy bastante vieja para volver a olvidarlo enseguida.Y yo accedí al ruego de la viejecilla y le hablé así:Todo en la mujer es un enigma, y todo en la mujer tiene una única solución: se llama embarazo. El varón es para la mujer un medio: la finalidad es siempre el hijo. ¿Pero qué es la mujer para el varón? Dos cosas quiere el varón auténtico: peligro y juego. Por ello quiere él a la mujer, que
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